No pueden dedicar sus últimos años a limpiar las cuadras (presionar es ahora una obligación y ellos dos solo lo hicieron con Mourinho y Guardiola), ni a ser un tornillo en un engranaje que tiene otro protagonista estelar. A cinco minutos de finalizar esta ponencia, el tiempo mínimo de espera para pedir una cerveza ascendía a unos quince minutos. Es un hombre de 37 años sin sitio en el fútbol de élite.
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